Ovogénesis

 La ovogénesis es la formación de los gametos femeninos u ovocitos en los ovarios o gónadas femeninas. A diferencia de la espermatogénesis, que se inicia en la pubertad en los varones, la ovogénesis se inicia mucho antes del nacimiento en las mujeres. El ovario fetal contiene muchas células germinales, que se dividen y se convierten en otro tipo de células mayores, las ovogonias, que también se dividen y que, finalmente, dan lugar a los ovocitos primarios. Tanto las ovogonias como los ovocitos primarios tienen 46 cromosomas. La división de las ovogonias termina antes del nacimiento, de modo que si son destruidas en esta fase no pueden ser renovadas.

Fases de la ovogénesis y proceso

El proceso de ovogénesis es uno muy largo, que empieza en la misma formación del embrión humano y que se extiende hasta que el individuo alcanza la maduración sexual. Consta de tres fases principales, llamadas Proliferación, Crecimiento y Maduración, que se dan separadas en dos etapas: prenatal, que es la que ocurre antes del nacimiento del individuo, y postnatal.

Veamos todas las fases de la ovogénesis para conocer, mejor, el proceso que realiza nuestro organismo. Todo el proceso de ovogénesis que dará lugar a las células sexuales empieza en la etapa prenatal, mientras el futuro individuo, de sexo femenino, está en gestación.





Proliferación

Esta es la primera fase, que recibe el nombre de ploriferación o multiplicación. En el inicio, las células germinales primordiales se reproducen mediante sucesivas mitosis y viajan hasta los ovarios, donde siguen multiplicándose dando lugar a millares de ovogonias, que es el nombre que reciben las células madres del ovario diploides, es decir, que contienen la totalidad de la dotación genética correspondiente a un individuo de la especie.

Crecimiento

La segunda fase de las fases de la ovogénesis es la de crecimiento. La división por meiosis de las ovogonias tiene como resultado el nacimiento de ovocitos primarios, que aún siguen siendo diploides. Estos se ven rodeados por células epiteliales planas y foliculares, dando así nacimiento al folículo primordial.

Maduración

En esta fase de la ovogénesis se completa la transición de diploide a haploide. La primera división por meiosis de estos ovocitos primarios no ocurrirá aproximadamente hasta el séptimo mes de gestación, cuando se da la primera meiosis, o meiosis I. La división meiótica sigue avanzando aquí hasta alcanzar la fase de diploteno de la profase I, momento en que todo el proceso se detiene y el ovocito entra en una suerte de estado de hibernación, dando lugar a la conocida como dictiotena, que no es otra cosa que un lapso de inactividad.

Etapa postnatal

Las fases de la ovogénesis no se completarán hasta la etapa postnatal cuando, al llegar la mujer a la pubertad, se rompa la dictiotena y se reanude la actividad en los ovocitos que habían quedado bloqueados tras la meiosis I. Al nacer, cada mujer tiene un promedio de un millón de ovocitos primarios en estado de dictiotena, pero al llegar a la madurez sexual ese número queda reducido a algo menos de la mitad, al ser eliminados los otros.

Cuando llega la madurez sexual, los ovocitos primarios crecen en tamaño y la meiosis I concluye, generándose un ovocito secundario, ya haploide, y el primer cuerpo polar, que se queda con solo una pequeña parte de citoplasma y acaba atrofiándose.

El ovocito secundario, en cambio, sufre una segunda miosis, que queda detenida en metafase II. El ovocito secundario que queda como resultado es el que conocemos habitualmente como óvulo, y es expulsado del ovario como parte del proceso de ovulación. Una vez ocurrido esto, será fecundado por un espermatozoide o, en caso contrario, eliminado en la menstruación.

Es importante tener en cuenta que de todos los ovocitos primarios de que una mujer adulta dispone, solo alrededor de medio millar llegarán a transformarse en ovocitos secundarios. Esto se debe a que en cada ovulación, alrededor de mil ovocitos primarios se atrofian para que solo uno llegue a madurar con éxito, siendo una forma elemental de descartar los defectuosos.

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